A punto de cumplir 45 años, Rosa se da cuenta de que ha vivido siempre para los demás y decide marcharse, dejarlo todo y apretar el botón nuclear. Quiere tomar las riendas de su vida y cumplir el sueño de tener un negocio propio. Pronto descubrirá que su padre, sus hermanos y su hija tienen otros planes, y que cambiar de vida no es tan sencillo si no está en el guion familiar. Todo esto y mucho más en ‘la boda de Rosa’…
Una trama intimista que nace del amor propio
Este viernes 21 de agosto se estrena La boda de Rosa, la esperada película de Icíar Bollaín que se rodó en la ciudad de Valencia, al igual que otro de sus films más característicos, El olivo. Con un reparto original y un guion muy intimista, la directora compone un prestigioso film al más puro estilo Bollaín. Por esta razón, no se aleja de sus raíces y vuelve a mezclar un gran drama con toques de comedia y de crítica social. Ante todo es una película que nace de la franqueza y del amor propio diluido en una trama delirante llena de risas.
Por tercera vez la directora ha contado con Candela Peña tras ‘Hola, ¿estás sola?’ (1995) y ‘Te doy mis ojos’ (2003). Su importante trabajo es fundamental ya que es el nexo de unión de todos los personajes y donde se apoya la historia que se cuece a fuego lento. No obstante, en el clímax echa por tierra su gran interpretación con un monólogo interno débil y artificial. A pesar de eso, las feroces interpretaciones de Nathalie Poza y Sergi López agrandan la calidad del film, no como la deplorable y minúscula actuación de María Maroto.
‘La boda de Rosa’, un reparto principal a la altura de la directora
La carga dramática que ahonda en la primera parte puede resultar tediosa , pero a partir de ahí, la película coge el verdadero camino que enganchará al espectador y le dejará en vilo por el gran guion mezclado con píldoras de humor. Asimismo, las diferentes y cambiantes localizaciones se exhiben como un elemento más y demuestra la considerable producción con la que Bollaín ha podido contar.
La boda de Rosa acierta de lleno con una historia que grita ser vista y que cautivará a miles de mujeres y hombres que en ella se pueden ver reflejados. Nos encontramos ante otro acierto total de Icíar Bollaín being fiel a sí misma en una temporada donde es necesario apoyar la cultura en una situación incierta que va a dejar a mucha gente en la intemperie.
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