‘El doble más quince’, una invitación a la reflexión personal

Cuando pasas de los 45 años, puede parecer que ya has hecho todo en la vida: un marido, dos hijos, un perro y una bonita casa con jardín Pero… ¿Dónde estás tú y tus deseos? ¿Eso es todo? Por otra parte, cuando eres adolescente, tienes toda la vida por delante para casarte, tener hijos, un perro y esa bonita casa con jardín. No sabes qué camino escoger y nadie te ayuda a encontrarlo. Así son Ana y Enric dos personas desconocidas que no saben qué hacer con su vida hasta que un día se conocen en un chat sexual. Sus edades son ‘El doble más quince’ así que prepárate…

‘El doble más quince’ tiene un ritmo fluido pero lleno de delicadeza

Nada más empezar Mikel Rueda, su director y guionista nos muestra el ritmo que va a tomar la película con una meticulosa secuencia. A pesar de que el encuentro sea un tanto forzado, el resto surge con total naturalidad. Nos sumergiremos en los sucesos que ambos pasarán y en cómo evoluciona su relación llena de diferencias. De esta forma, el director acierta de lleno con un ritmo fluido pero lleno de delicadeza y de precisión que lo usa como elemento conector de la película.

El reparto se compone de sólo dos actores a los que poco se les puede criticar. Ambos intérpretes cogen las riendas de manera global para ofrecernos su más sincera interpretación. Maribel Verdú demuestra una vez más su buen quehacer para transformar la verdad delante de las cámaras gracias a su longeva y admirable carrera profesional. El otro pilar fundamental, se llama Germán Alcarazu con el que ya había trabajado antes su director y el que nos ha regalado su cercanía a las preocupaciones de un adolescente con ganas de vivir la vida.

Un viaje emotivo pero no visual

El doble más quince nos hace un viaje por la ciudad bilbaína en la que echamos en falta algo más de recursos para desviar un poco la atención. La puesta en escena de estas localizaciones es atractiva y llena de contrastes, pero no ahonda en la belleza cultural . Lo que llama la atención, es que el guion sea completamente diferente y profundice de manera continua en el sentimiento de soledad que sufren los dos protagonistas.

Es una película que expresa más de lo que cuenta y, a pesar de no juzgar en ningún momento sí que lleva a la reflexión personal . Narra la historia de forma cercana, sincera y con la intención de transmitir sencillez y bondad porque como dicen en repetidas ocasiones “ que sea delito, ¿té una buena razón? ”. Mikel Rueda ha sido capaz de atrapar al espectador al mismo tiempo que cuenta una historia de realismo innato.

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